miércoles, 29 de mayo de 2013

MENTORING INVERSO:


Mondy y Noe en su libro "Administración de Recursos Humanos" definen el Mentoring Inverso como el proceso en que los empleados más viejos aprenden de los más jóvenes.

La situación es ésta: existen muchas personas en las organizaciones próximas a jubilarse que no desean hacerlo y que tienen un conocimiento enorme del puesto y de la organización y como contraparte gente muy joven que sabe cosas que ellos no conocen (especialmente relacionadas a aspectos tecnológicos) y que están ansiosos por cobrar protagonismo e impulsar su carrera. La solución ganar-ganar es el mentoring inverso: intercambiar conocimientos y experiencias, en pro de la organización.

En ese sentido, cursos como los ofrecidos por Coursera no sólo democratizan la educación en cuanto a permitir que gente interesada en aprender, proveniente de diferentes contextos (culturales, académicos, económicos, etc.) acceda de forma gratuita a cursos impartidos por catedráticos reconocidos de universidades prestigiosas, sino que también ayuda a derribar las barreras generacionales, ya que tanto pueden aportar en una organización los empleados mayores como los empleados jóvenes, trabajando y aprendiendo en equipo.

Aplicando ese concepto a la educación, quiero hacer alusión a las universidades nacionales donde existen eminencias entre los catedráticos "mayores", que son "desaprovechados" por las mismas, al no brindarles el apoyo y colaboración constante de un colega joven, especialmente en el uso de las TIC.

Creo que es una situación lamentable, que las universidades del futuro deberían remediar, dejando por un lado la utilización de criterios y parámetros cualitativos y díficiles de medir como la flexibilidad, la resitencia al cambio, el potencial, etc. que pueda tener el cantididato según su edad o entrar en debates infructosos sobre qué elementos pesan más a la hora de contratar: el conocimiento teórico o la experiencia práctica, el dominio de la materia o el dominio de los recursos tecnológicos, etc.

Finalmente, considero que es un error grave colocar a un sólo catedrático por curso, dando lugar a que muchos de ellos se sientan "dueños" del mismo, cuando podría darse también una "enseñanza colaborativa" entre docentes de diferentes edades, asegurando la calidad y actualidad de los contenidos y asimismo asegurando su continuidad (por ejemplo al "formar" a su reemplazo).

Si bien podría existir reservar sobre este último punto, hay que recordar que más allá de los intereses y temores personales, la esencia de educar no es lograr el protagonismo del docente, sino el protagonismo de los estudiantes, en este caso asegurar el protagonismo de las próximas generaciones.

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